“Buscaba en el bosque Francisco a un vasco bizco tan brusco,
que al verlo le dijo un chusco: – ¡qué vasco bizco tan brusco.”“Pepe Peña pica piña, pica piña Pepe Peña.”
“Si al pronunciar te trabas con las palabras,
practica con trabalenguas,
porque trabalenguando, trabalenguando,
te irás destrabalenguando.”“Luengas lenguas hacen falta para no trabalenguarse,
el que no tenga una lengua luenga, bien podrá desesperarse.”“Si yo como como como,
y tú comes como comes.
¿Cómo comes como como?
Si yo como como como.”“Carlos Claro clavó un clavo,
¿cuántos clavos clavó Carlos Claro?.”“Éste le dijo a éste que fuera donde éste,
para que esté o no esté buscara a éste.”“El ajo picó a la col,
la col picó al ajo.
Ajo col y caracol,
caracol y col con ajo.”
El juego del trabalenguas
No se sabe con certeza en qué momento surgen los trabalenguas, esos juegos de palabras que al ser pronunciados con rapidez generan una confusión en el hablante y provocan o bien el tropezón con las palabras o bien la pronunciación de otros vocablos que nada tienen que ver con los que se estaban entonando. Este ejercicio oral se viene utilizando desde hace siglos para ampliar el vocabulario, aprender a pronunciar correctamente y agilizar la memoria.
En cualquier caso, aunque se desconocen sus orígenes, en todos los idiomas se utilizan con sus lógicas variaciones en función de cada tipo de habla y de las costumbres y tradiciones de cada país. Y en todos los idiomas se consideran una actividad divertida que genera muchas risas entre las personas que la practican. Lo que sí es seguro en todas las culturas es que los mayores los emplean con los niños y niñas pequeños para jugar y fomentar de una forma saludable y divertida el aprendizaje de la lengua en edades muy tempranas.
Existen cientos de trabalenguas de todas las clases y para todos los gustos. Los trabalenguas infantiles o destinados a niños y niñas de corta edad son los más utilizados, precisamente porque es en los primeros estadios del habla cuando se hace necesario fomentar la correcta pronunciación y la dicción clara, para que los más pequeños se hagan entender.
Estos trabalenguas están plagados de figuras de animales: perros, gatos, ornitorrincos, tigres, ratones, etc, puesto que a la imaginación infantil le gusta echar mano de estos personajes en sus cuentos e historias.
Los beneficios de los trabalenguas difíciles
Los expertos en el desarrollo del lenguaje infantil destacan que la práctica de la lectura de trabalenguas con los más pequeños es muy ventajoso para el perfeccionamiento del lenguaje por diversos y varios factores:
- Les ayuda en la comprensión rápida y en el razonamiento espacial.
- Activa su capacidad de leer textos con agilidad.
- Aporta gran fluidez en la lectura cuando se hace en voz alta.
- Perfecciona la pronunciación de los fonemas más difíciles por parte de los más pequeños.
El ornitorrinco
En el caso del primer ejemplo, el del ornitorrinco, vemos que es uno de los trabalenguas difíciles para niños en los que se dan varios de estos factores indicados. Por una parte, el uso del fonema “R”, uno de los más difíciles de articular para los más pequeños, así como el del fonema “QU”, también bastante complicado de pronunciar para los menores. Además, hay que añadir a la dificultad de los fonemas la extensión de algunos de los vocablos (ornitorrinco), así como el uso del diminutivo, que alarga aún más si cabe la palabra más larga de la frase (ornitorrinquito), convirtiéndola en especialmente compleja de pronunciar por su complicación.
Conseguir que un niño memorice y pronuncie con una cierta fluidez este trabalenguas sin equivocarse es tarea ardua y complicada y requerirá de paciencia. Eso sí, lo pasaréis genial mientras lo consigue por comprobar su afán de superación, algo muy constante en los niños. Porque eso es fundamental, hay que tener claro que este tipo de aprendizaje es una forma de aprender jugando.
El perro y la parra
El siguiente ejemplo de los trabalenguas difíciles, el del perro y la parra, es un poco más largo, y también conlleva su complicación recitarlo completo sin meter la pata. En este caso el uso de términos homónimos (vocablos que se escriben igual pero tienen distinto significado según el contexto en el que se apliquen), puede jugar una mala pasada al que pretenda recitar este conjunto de palabras. Así mismo, la continuada repetición del fonema “R” consigue trabar la lengua más de una vez. Sin contar con la similitud de términos como perro, parra, porra, que sólo varían las vocales manteniendo las consonantes en el mismo orden y que dificultan en gran medida la pronunciación cuando se quiere hacer rápidamente y con cierta soltura y naturalidad.
El trabalenguas de los trabalenguas
En el caso del tercer ejemplo planteado al comienzo, se remata el doble salto mortal, porque a pesar de ser un trabalenguas compuesto por frases mucho más cortas que las anteriores su pronunciación en un tiempo relativamente corto dificulta muchísimo que se pueda realizar de manera correcta y adecuada. Si hay un trabalenguas que defina con exactitud lo que es, precisamente, un trabalenguas, es este que os mostramos en último lugar. ¿Qué mejor manera de explicar en lo que consiste este juego de palabras que con un juego de palabras? Además, contiene todos los básicos imprescindibles destacables en su uso:
- Mejora la dicción.
- Ayuda a memorizar.
- Agiliza la comprensión.
- Perfecciona la lectura.
- Incrementa la fluidez mental.
Y todo ello con un buen aporte de risas, puesto que si se reta a pronunciarlo bien y de seguido, con una cierta soltura, más de una persona no será capaz de hacerlo. A estas alturas ya se puede comprobar que los trabalenguas se componen de unas cuantas palabras que se repiten varias veces o incluso distintas palabras más largas muy seguidas. En cualquier caso, sea cual sea la clase de trabalenguas que se elija para divertirse y mejorar el lenguaje, con todos ellos se adquiere fluidez, corrigiendo la dicción y aumentando el vocabulario. Además, se conoce mejor el idioma materno (así como el idioma que se esté aprendiendo si se usa un trabalenguas en esa lengua), y se amplía la memoria.
Diversión en cualquier momento
Hay que escoger los trabalenguas que más gusten, aquellos que se considere sean más complicados según la edad de los hijos o aquellos que sugieran más bromas con los amigos. Cuando se tenga algo de tiempo libre hay que probar a memorizar los trabalenguas difíciles, pronunciarlos y después hacerlo cada vez con mayor rapidez. Se pasa un rato divertido retando a los amigos que acompañan y se adquiere mayor riqueza al vocabulario.
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